No tenía claro con qué empezar a publicar en el blog, pero el otro día, mientras navegaba por internet, me encontré con un video ensayo sobre el concepto de “literally me”. Este fenómeno en redes sociales describe cómo algunos hombres se identifican profundamente con personajes solitarios y atormentados de películas como Drive, El Club de la Lucha o Taxi Driver. Lo interesante de este fenómeno es la facilidad con la que logran conectar emocionalmente con estos personajes, cuyas luchas existenciales y sentimientos de alienación reflejan experiencias personales con las que muchos se sienten identificados. En cierta forma, estos personajes modernos son los herederos espirituales de los protagonistas de las obras de Dostoyevski.
La razón por la cual se empatiza tanto con estos personajes es que representan, de manera cruda y honesta, aspectos de la vida con los que cualquiera puede sentirse abrumado en algún momento: la soledad, el conflicto interno, la desconexión con la sociedad. A diferencia de los personajes tradicionales de la masculinidad heroica, estos protagonistas reflejan la vulnerabilidad profunda que resuena en quienes experimentan, de forma similar, la presión de encajar en un mundo que no siempre parece tener un lugar claro para ellos.
Esto también sucede con los personajes de Dostoyevski, a quien Jesús G. Maestro se refiere como un “seductor de psicópatas” y, aunque yo no diría tanto, lo que sí está claro es que el autor ruso, famoso por su capacidad de explorar las profundidades de la psicología humana, logra crear protagonistas con los que es casi inevitable empatizar. Tanto Raskólnikov de Crimen y castigo como el narrador de Memorias del subsuelo luchan con su propio sentido de identidad y moralidad, sumergiéndose en una constante introspección que es fácilmente reconocible para cualquiera que haya experimentado dudas profundas sobre sí mismo. Estos personajes, atrapados en sus propios dilemas y contradicciones, conectan con lectores que sienten que el mundo que les rodea es opresivo o incomprensible.
El fenómeno “literally me” no es simplemente una tendencia pasajera en las redes sociales, sino un reflejo de cómo la cultura popular contemporánea ha heredado y adaptado temas universales que han resonado en la literatura durante siglos. La conexión entre los personajes atormentados del cine moderno y los protagonistas complejos de Dostoyevski demuestra la persistencia de ciertas luchas humanas fundamentales.
Quizás, al final, la popularidad de estos arquetipos nos invita a reflexionar no solo sobre la condición humana individual, sino también sobre la sociedad que hemos creado y cómo podemos construir un mundo más empático y acogedor para aquellos que se sienten al margen. El desafío está en cómo transformar esta identificación en una fuerza positiva para el cambio personal y social, en lugar de quedarse simplemente en la contemplación de la alienación compartida.